Hay aficionados al mundo del motor que no quieren oir hablar de Ferraris, Porsches, BMW M o Mercedes AMG. Para ello lo importante es la rabia, el genio y la originalidad de los coches japos. Los dos coches que hemos probado en este artículo no son comparables entre sí, pero son ideales cuando buscan un coche para pasártelo bien. Son vehículos que no te cansarás de conducir y que pondrán en más de un aprieto lujosos deportivos europeos.
PEQUEÑO Y MATÓN
Aunque ya ha salido la nueva generación, aun faltan unos meses para que aparezca la versión R del Civic. Junto con el eterno NSX y el S2000, el Civic Type R –me gusta más Tipo R- son los coches más apreciados de la gama Honda. Tiene un motor de sólo 2 litros de cilindrada pero es capaz de ofrecer 200 caballos a 7.400 revoluciones. Es como un molinillo eléctrico de cuatro cilindros.
Al ser un motor de tanto carácter, casi de competición, a bajas vueltas no ofrece mucho empuje –el par motor máximo lo da a ¡5.900 revoluciones!- pero una vez que se han superado las 5.000 el motor empieza a empujar como si le fuera la vida en ello. Clava el 0 a 100 en menos de 6,8 segundos y alcanza una velocidad máxima, dato poco relevante al hablar de prestaciones, de 235 km/h.
Su comportamiento es el de un coche delicado. Un VW Golf GTI puede conseguir mejores registros, pero su dinamismo en menor. El Civic Type R es de esos coches con los que se suda a sus mandos. La dirección es ultradirecta y el cambio es un ejemplo de precisión. Estos dos elementos ayudan a sujetar a la bestia negra cuando se le exprime a fondo.
Lo primero que te pregunta el coche cuando te propones pasarlo bien es: “No tengo control de estabilidad. ¿Estás seguro que serás capaz de domarme?” Como en Puestaapunto.Com no nos cortamos lo más mínimo le digo: “No sabes la que te espera”. Dicho y hecho; primera, gas a fondo y el coche parece que no despega. Paso las 5.000 revoluciones y comienza la fiesta. Sube hasta las 8.000 como un diablo, tanto que si no tienes cuidado puedes llegar al corte. A una velocidad que no recuerdo llegan las curvas, voy en cuarta aÂ… Golpe de punta-tacón y a mover el Civic. En zonas viradas se encuentra como pez en el agua, es tan ágil que asusta. En las frenadas en apoyo fuertes el eje trasero intenta adelantarnosÂ… ¡Contravolante! A ponerlo en su sitio y a tabla para la siguiente curva.
MECÁNICA ÚNICA
El RX8 no tiene un comportamiento tan radical, pero en ningún momento resulta un coche aburrido. Abro el motor y encuentro un motor Wankel con dos rotores de 654 centímetros cúbicos que ofrecen una potencia máxima de 250 caballos aÂ… ¡8.500 revoluciones! Esto es girar rápido. El par máximo es de 22 mkg a sólo 1.000 vueltas de la potencia máxima.
A bajas vueltas el sonido que tiene el RX8 es decepcionante, suena como un Toyota Prius eléctrico, ahora bien, cuando se superan las 6.000 revoluciones los rotores comienzan a sonar como una Ducati de MotoGP. ¡Qué sintonía! La aceleración de 0 a 100 es similar a la del Type R, 6,4 segundos. Mientras que la velocidad máxima me ha decepcionado un poco, sólo alcanza 235 km/h.
Lo que si pone los pelos de punta es su comportamiento. Es tan elegante es sus movimientos como un ninja japonés. Con el control de estabilidad es un coche para todos los públicos, pero si pretendes llevarlo al límite quítaselo. Pero agárrate fuerte al volante porque el RX8 es un deportivo con todas las de la ley. Rápido es sus reacciones y con una dirección muy efectiva es una maravilla conducirlo abanicando en los giros más cerrados, curva sí y curva también. Donde más flojea es en el equipo de frenos. Cómo pretendas sacarle la quinta esencia, al cabo de una docena de kilómetros se notan los efectos del fadding en el pedal. Algo que se puede solucionar con un kit de frenos gordos.
SUS INTERIORES
La posición al volante en el Civic es cómoda y cuenta con unos buenos "bacquet de competición" - encontramos pocos asientos en el mercado de estas características- que recogen perfectamente el cuerpo, además de ser confortables. El volante sólo es regulable en altura y no en profundidad, esta situación condiciona quizás demasiado una postura correcta en el puesto de conducción. El acelerador y el freno están demasiado separados, lo que nos impide realizar el punta-tacón correctamente.
La posición sobreelevada de la palanca es ideal para manejarla cómodamente además de contar con un guiado difícil de encontrar en el mercado. La calidad de ajustes del interior es mejorable. Aceptamos que no cuente con un generoso equipamiento, pero si es conveniente que los acabados sean mejores, al menos para situarse a la altura del ritmo que marca la actual competencia. La instrumentación, botonería y mandos son sencillos, claros y fáciles de manejar.
En el Mazda nos encontramos un interior de superior calidad y terminación. La instrumentación es clara y está ordenada. La botonería situada en la consola central requiere de un cierto tiempo de adaptación, y aunque esté ordenada no es tan clara como la del Civic. Los asientos también son tipo "bacquet" con ajuste eléctrico cumplen bien en todos los sentidos y no se llevan mayores pegas. Al igual que en el Honda, el ajuste del volante sólo se puede realizar en altura y de esta forma nos dificulta encontrar la posición correcta. Por otra parte los cinturones no presentan regulación en altura.
El cambio cuenta con un guiado que transmite calidad, y aunque en nos transmita cierta dureza, es preciso y se puede manejar con rapidez. La palanca es corta y tiene los recorridos cortos y bien marcados.
Si tienes que utilizar a diario un coche, te recomiendo el Mazda RX8. Es más cómodo y su suspensión no es tan seca. Pero si no te importa el confort súbete en el Civic. Por cierto, lo mejor para disfrutarlo es reservando unas tandas en un circuito cerrado. Allí conocerás los secretos de estos dos japoneses rabiosos.